jueves, 15 de julio de 2010

Sol


En la adolescencia la mayoría de nosotros hemos vivido alguna experiencia amorosa,
un amor inolvidable o alguno que otro romance.
¿Quién no recuerda el primer amor?
Aquel donde dabas todo de ti,
cuando no te importaba nada más que precerbar eso tan bello que habias obtenido
y que la vida te habia regalado, sin importar nada, mas que cuidar de ese amor.
Pero nadie nos advirtió sobre el dolor que éste causaría,
nuestra primera decepción, nuestras primeras lágrimas derramadas por amor...
Y una pregunta más,
¿En realidad era amor?
Muchos pueden creer que sí, al igual que muchos creen que no.
Sea como sea, aprendes mucho de ello.
Y muchas personas no llegan a sentir algo así por mucho tiempo,
algo que sintieron cuando sus corazones eran tan jóvenes,
tan inocentes, tan frágiles pero tan invencibles a la vez.
Esos momentos, cuando cualquier poema de amor te hacia llorar
o brincar de alegría, cuando no paras de escuchar canciones románticas.
Cuando aquella mirada dudosa se fué a dar un largo viaje,
y se interna la mirada firme y creyente.
Pero como dicen, todo tiene su final.
Algo bueno no podía durar por mucho tiempo.
Oh si, la dulce y amarga decepción,
cuando terminas de ver el mundo color de rosas,
y el invierno se vuelve más frío que nunca.
El calor de aquel Sol de verano se fué,
esperas que vuelva cada amanecer, pero no es así.
Te sientes derrumbada, sin ganas de volver a brillar,
derramas lágrimas de sangre, no puedes más...
Pero espera, ¿qué es aquello que vez?
¡SÍ! El sol ha vuelto a salir,
de nuevo está aquí, con unos nuevos rayos para tí,
con una luz más intensa, más cálida.
Ésta vez no deseas dejarlo ir de nuevo,
le ruegas, le suplicas, le aclamas que no se vaya,
que por favor no se aleje de nuevo de tí,
pero al llegar la noche se aleja, y una vez más no vuelve.
Decaes de nuevo, todo parece tan obscuro, tan tétrico,
pero ésta vez suprimes tus lágrimas,
eres más fuerte y más audaz en tus decisiones.
Sigues a paso firme, y ésta vez el Sol vuelve hacia ti.
Lo vez con dulzura pero con un odio tan singular.
El día de hoy decides marchar,
dices adiós mientras se dibuja una gran sonrisa en tus labios,
y aquel Sol tan arrogante se pregunta ¿Por qué?
Mientras tú sigues tú camino, sin importar lo demás,
preparada para todo, con una maleta tan llena de nada
pero con el alma más andante que nunca.

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