domingo, 15 de agosto de 2010

Teníamos todo, menos el agua.


Conseguimos la semilla, teníamos la tierra fértil, y plantamos. Al principio la regamos y floreció, brotó de aquella tierra una hermosa flor llena de pétalos coloridos, más bonita que ninguna. Pero al poco tiempo se fueron cayendo cada uno de sus pétalos, ¡OH flor, no te marchites! No decaigas, que no se entristezcan tus colores, pero creo que será imposible, se nos ha terminado el agua pura con la que te regabamos, nos hemos quedado sin gota alguna, pero por favor no mueras flor, permanece ahi, sé fuerte y no nos dejes, que sé que aunque tus colores se están marchitando no haz muerto del todo, las raíces no se marcharan. No sé como he de hacerlo, pero te prometo que volverás a ser la flor más bella que ha estado en mi jardín.

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